lunes, 7 de junio de 2010

A ILLA DE AROUSA

1.969
Eu xa fun, xa fun, xa fun,
eu xa fun, xa fun alá,
eu xa fun boga que boga,
nunha barca polo mar;
dende Vilanova á Arousa,
bogando boga que boga,
saltábanme os arruases
pola popa e pola proa.
Atrás deixei Vilanova,
Cambados e Vilaxoán;
atrás o monte Lobeira,
mirador do noso chan.
Fun arrivar a unha praia
chea de areas e pedras,
e andaban nada que nada
os polvos no medio delas;
agarrei un coa man
e marchei lixeiro a terra,
cocino nun pucheiriño,
nunha lareira de pedra;
comino sobre unha artesa
con pan de millo, do forno,
regueino con viño tinto
e fun dormir a un piorno.
Levanteime á mañán cedo
para ver nacer o Sol,
que naquel mar prateado
mesmo e un arrebol;
paseei pola ribeira
e vin as mozas pañar,
ameixas e berberichos
ala, no medio do mar;
ian ca saia collida
alá porriba das coxas,
e a auga, xoguetona,
tentaba facerlle cóxegas.
Fun pouco a pouco ata á praia,
para tardar mais en deixar,
aquela fermosa illa
questá no medio do mar;
metinme na miña barca
e vin bogando bogando,
mirando sempre para á Arousa
cos meus olliños chorando.
Adeus illiña querida
que outra coma ti non vin,
por moitos anos que viva
tereite dentro de min...

......------......

jueves, 27 de mayo de 2010

PRIMAVERA DO SALNÉS

1.969
Ya llegó la Pascua y con ella la primavera deslumbrante y arrulladora de Sol y colores aromáticos. La mimosa y la retama tiñen el campo de oro y los frutales, de rosa, violeta y azahar. Los verdes brotes de las viñas asoman medrosos en las parras y los pajarillos, casados ya,ponen en el ambiente mil musiquillas melodiosas.
Ahora es cuando no llegan las palabras para describir la belleza de esta tierra verde yerba, verde pino, y todo el sin fin de verdes que se puedan imaginar.
En el espejo de la ría se ve el cielo azul turquesa y en la playa, dorada y fresca, las olas depositan el último suspiro de sus efímeras vidas.
Los turistas empiezan a llegar; invaden las orillas del mar, arrasan los montes y ensucian las aguas; y los campesinos y pescadores de este edén, abnegados en su suerte, acometen sus tareas con la presencia de ánimo que les caracteriza; mientras sus hermanos emigrados en todos los confines del Mundo, añoran en esta época mas que en ninguna otra, no poder ver esta manifestación embriagante de vida y belleza, que la sabia naturaleza nos depara en este sin par “Val do Salnés”.
Por ellos lloran los arroyuelos y las fuentes; y los pinos y eucaliptos zarandeados mansamente por la brisa, mándanles el murmullo arrullante de sus gemidos a donde quiera que se encuentren.

Gallegos de tierra adentro;
gallegos de la ribera;
gallegos todos, gallegos,
gallegos de mar y tierra.
Amemos a nuestra madre,
la de la nostalgia eterna,
la del trabajo tan duro,
la de belleza tan tierna;
la que a todos da cobijo
mas no puede alimentar,
y con dolor de una madre
ha de dejar emigrar.
Toda la vida emigrantes,
no se pueden integrar,
porque a su amada Galicia
jamás logran olvidar.
No la olvidan por ser madre,
no la olvidan por ser bella,
no la olvidan por ser pobre,
no la olvidan por ser “meiga”.
Con el tesón de gallegos
lucharemos sin cesar,
para que un día cercano
podamos todos estar
al abrigo de esta madre,
reina del monte y del mar,
lozana y agarimosa
que a todos nos quiere amar.

......-------.......

martes, 25 de mayo de 2010

CAMBADOS, VILLA PRECIOSA

Sé de un pueblo tranquilo y sereno
al noroeste de España.
Sé de un pueblo que tiene una ría
donde el Sol se baña.
Ese pueblo de auroras plateadas
y ocasos rosados.
Ese pueblo de luz y colores,
y aroma de flores
se llama Cambados.

Cambados, villa preciosa
a las orillas del mar;
la brisa, dulce y melosa,
no cesa de acariciar,
tu nobleza milenaria
ni tu moderno alentar,
la grandeza de tu historia
ni tu raudo caminar.
Tus hijos son pescadores
muy avezados al mar,
mas cuando vienen a tierra
miran bien la torre de San Saturnino,
porque esa torre quebrada
alzada en las aguas, les guía el camino.

Cuando Febo se esconde allá lejos
en el horizonte;
y Selene asoma radiante
sobre el alto monte;
las estrellas difusas alumbran
a tus verdes prados;
a los prados y viñas y vegas,
pazos y bodegas
que tienes Cambados.

Cambados ,Villa preciosa
a las orillas del mar;
la brisa, dulce y melosa,
no cesa de acariciar,
tu nobleza milenaria
ni tu moderno alentar,
la grandeza de tu historia
ni tu raudo caminar.
Tus hijos son pescadores
muy avezados al mar;
mas cuando vienen a tierra
miran bien la torre de San Saturnino,
porque esa torre quebrada
alzada en las aguas, les guía el camino.

......--------......

lunes, 24 de mayo de 2010

A NOIVA

Louro coma o trigo louro
e o pelo do meu bén,
negriños coma acibeche
os olliños quela ten,
roxos coma o sangue roxo
son os seus beizos de mel,
e mouro coma o outono
e a cor da súa pel.
¡Que felice me sinto
porque ela e miña!
Cando me da un biquiño
perdo o sentido,
de tanto que lle quero
a esta rapaciña.
Son os piñóns dos seus dentes
brancos coma á neve branca,
A cintura e tan estreita
que cunha man se llabarca;
son as lomas dos seus peitos
redondas e feiticeiras,
e loucuras sensuales
as pernas e as cadeiras.
¡Que felice me sinto
porque ela e miña!
Cando me da un biquiño
perdo o sentido,
de tanto que lle quero
a esta rapaciña.
Están moi celosas dela
as flores do meu xardín,
porque dende quela e miña
non hai outra flor para min;
e ata á Lua dourada
agáchase avergoñada,
cando a miran de fronte
os ollos da miña amada.
¡Que felice me sinto
porque ela e miña!
Cando me da un biquiño
perdo o sentido,
de tanto que lle quero
a esta rapaciña.
Para a corrente do río
cando ela se bai bañar,
a fonte, cando ela bebe,
ponse de pronto a cantar;
e ela, sempre serea,
nunca deixa de sonrir,
porque anque sabe que é bela
non lle gusta presumir.
¡Que felice me sinto
porque ela e miña!
Cando me da un biquiño
perdo o sentido,
de tanto que lle quero
a esta rapaciña.

......------......

martes, 18 de mayo de 2010

UN EXTRAÑO EN EL PARAISO

Vino un extraño a Galicia
en un mes de primavera,
a inhalar sutil perfume
de esta agraciada tierra;
cuando vio lo hermosa que era
nuestra Galicia querida,
gritó a los cuatro vientos
esta bella poesía:

-¡Cuanta belleza en el campo!
¡Cuanta belleza en el mar!
¡Cuanta belleza en el monte!
Y toda ella natural...
Campiña verde y florida
hace de alfombra al pasar,
hasta pisar las arenas
de las playas de su mar...
Se oye aquí un jilguerillo,
se oye allá un verderol,
y un labrador con su yunta
va cantando bajo el Sol:

“Cando brúa Currubedo
e hay brétema no Castrove,
non te descoides labrego,
apura o carro que chove.”

Codornices se levantan
de en medio de un centenar,
sus hijos quedan piando
comida les van buscar...
Luego se ve un conejito
saltando sobre la hierba,
y el zorro lo acecha atento
desde el umbral de su cueva.
Ya está cayendo la tarde,
la noche va a comenzar,
el campo se abre a la Luna
de plata, sobre el pinar.
Se oyen las ranas allá en el río,
haces de estrellas las ven croar,
brilla el ocaso rojo, amarillo
sobre las aguas del ancho mar...
Pasa una moza por el camino,
garrida y bella como una flor,
va con el mijo para el molino
cantando alegre cual ruiseñor:

“Non me caso cun labrego,
non quero mais traballar,
noite e día, todo ano,
para nunca nada aforrar.”

-Con un nudo en la garganta
y sin poderlo remediar,
abrazando a los labriegos,
dijo el amigo al marchar:

De aquí me marcho llorando
por no poderte llevar
Galicia...de los gallegos,
a mi clima tropical.

......------......

jueves, 13 de mayo de 2010

AMOR GALEGO ( Cantar )

El:

Eu son galego son son son son,
vos non pensedes que eu non o son;
alá en Galicia teño o meu querer,
nunha aldeiña de moi bo ver.

Vente a min rapaza,
vente a min muller,
es a miña vida,
es o meu querer;
eu son o teu mozo,
son o teu amor,
son o que che quero
co meu corazón.

Ela:

Eu non me marcho de Galicia non,
non quero deixar esta bela rexión,
e se ti me queres has de retornar
a esta túa terra da beira do mar.

Vente a min meu home,
vente a min rapaz,
vente para sempre,
non te marches mais;
eu quéroche tanto,
vou morrer de amor,
xa me sanga o peito,
doime o corazón.



Os dous a duo:

Xuntémonos logo
nesta terra nosa,
anque de miseria
non poidamos mais;
traballemos xuntos
a nosa terriña,
que antes de ser nosa
foi dos nosos pais.

......------......

domingo, 9 de mayo de 2010

LA DANZA DE LOS MUERTOS

25 de enero de 1.954.


La noche era tremendamente oscura y caía una llovizna persistente. El hombre,enfundado en su raída gabardina y amparado por su enorme paraguas negro, bajaba poco a poco por el irregular sendero del monte, absorbido casi totalmente por la exuberante maleza, atormentado por los picotazos de los tojos y el ulular de los pinos y eucaliptos zarandeados rúdamente por el viento. El camino le era familiar porque lo recorría cuatro o cinco veces a la semana para visitar a su novia, pero aún así, ese día no estaba seguro de seguirlo correctamente dada la oscuridad reinante. A sus torturados oídos llegaba de vez en cuando el macabro quejido del buho y el fúnebre y prolongado aullido de un perro.
Debía de estar saliendo ya del monte, allí tenía que hallarse la Iglesia y el cementerio pero por más que se esforzaba, no lograba ver absolutamente nada.
Vaya, se decía, ¿Es que me los han quitado...o me he perdido...? Y con esta maldita lluvia...- De repente se incendió el cielo y un terrible estruendo retumbó en el valle; del pino que estaba sobre su cabeza salió una urraca graznando desaforada y al perder la visión, chocó brutalmente contra las ramas y cayó al suelo, fulminada, muerta. El hombre se estremeció y su corazón empezó a latir tan deprisa que creyó que se le salía del pecho.
En el fugaz resplandor del rayo pudo ver que se habia desviado mucho a la izquierda y ahora, para tomar nuevamente el camino que lo condujera a la aldea, debía atravesar el imponente cementerio; aquello lo cohibía sobremanera y estuvo dudando un largo rato pero al fin, fué acercándose medrosamente mientras una lejana voz parecía decirle: nooo eeentrees, nooo eeentrees. La herrumbrosa cancilla chirrió al ser abierta y el hombre se sobresaltó, como temeroso de poder perturbar la paz de tanto muerto que allí yacía. Entró muy despacio mirando a todos lados sin ver absolutamente nada, ahora eran sus inseguros pasos los que resonaban huecamente sobre las lápidas y se multiplicaban mil veces en agobiante música de ultratumba, al chocar el sonido contra los panteones que se alzaban a ámbos lados.
El hombre sentía el cuerpo gélido pero le sudaban las manos y su boca estaba completamente seca; sentía como si todos aquellos difuntos le estubieran mirando ceñudos desde sus tumbas, reprochándole su atrevido intrusismo.
Entonces fue cuando vió aquel resplandor que le dejó la sangre helada en las venas por el terror, si, porque aquella luz era sobrenatural, emergía de la capilla de un panteón y en ella se reflejaba una sombra atroz, seguramente la sombra de un alma en pena que se movía lenta, bajando y subiendo la cabeza, en la que no se distinguía más que las cuencas de los ojos y la boca; iba vestida con una larga túnica blanca que emitía una claridad fosforescente y en los piés, arrastraba unas cadenas que producían un sonido metálico sobre la piedra mojada por la lluvia feróz. El hombre no podía moverse del pánico que sentía; se le heló la espina dorsal y los pelos se le erizaron como espinas.
De los otros panteones fueron surgiendo nuevas sombras, todas emitían aquel terrible resplandor y en sus descarnadas manos portaban unos cirios que se mantenían encendidos bajo la lluvia; muy despacio fueron formando un círculo a su alrededor y girando y girando en una danza macabra, entonaban una canción fúnebre que sonaba sordamente en aquella noche infernal como desde una lejanísima cueva. Cantaban con sus horribles bocas descarnadas; él se sentía impotente ante tanto terror, quiso gritar pero de so boca no salió sonido alguno, estaba completamente paralizado.
Una de aquellas sombras se paró y poniéndole los huesos de una mano sobre su hombro, con voz susurrante y arrastrando largamente las palabras le dijo:
Estamos cantando tu entierro hombre, no te acordaste nunca de nosotros, nos has dejado abandonados padeciendo por nuestras culpas, pasas muchas veces a nuestro lado sin permitirte ni un solo pensamiento que nos trajese consuelo y para mas osadía, te atreviste a perturbar nuestras torturas en esta noche tenebrosa. Es llegada tu hora, desde ahora pasarás a nuestra corte para compartir nuestros horribles siglos infernales.

El hombre quiso hablar, quiso pregutarle lo que querían de él, que le pidiesen lo que fuera que los complacería en todo a cambio de su vida; pero las palabras no asomaron a su boca; un nudo le atenazaba la garganta, le faltaron las fuerzas para mantenerse por más tiempo en pie, sus piernas flaquearon y cayó primero de rodillas para quedar luego de bruces sobre las húmedas losas del cementerio, estendido cuán largo era y con los brazos abiertos formando una cruz con su cuerpo.
No comprendía nada...No oía nada...No veía nada...Pero desde que todos los sentidos le abandonaron,aún captaba muy lejos el murmullo de aquellos fúnebres cánticos que lo llenaban todo.
Y en aquella postura lo encontró el sacristán al amanecer del día siguiente cuando iba a tocar la llamada a la primera misa, completamente frío y tieso, listo para enterrar.
No se notaba nada de lo acaecido aquella noche, los nichos continuaban herméticos y todo estaba en orden, pero cuando el cura y el médico fueron hasta el cadáver y lo pusieron boca arriba, de algún lugar indeterminado surgieron unas risas fantasmagóricas que hicieron temblar de espanto a los allí presentes;era como si todos los muertos del cementerio se alegraran por la muerte de aquel hombre y al mismo tiempo se burlasen de él.


Que ¿Quién era aquel hombre?...Pues no era nadie importante ni tenía nada que ver con asuntos esotéricos, en los que no creía.
Era simplemente un jóven de treinta años de Besomaño que tenía su novia en Nogueira y para verla, no le quedaba mas remedio que
subir por un estrecho senderito que lo introducía en el monte en la aldea de Bouza, atravesaba todo el monte casi en linea recta, unos cuatro Km. Aproximadamente, y bajaba exactamente por detrás de la iglesia de San Vicente, pasaba por el caminillo que discurría entre ésta y el cementerio que quedaba a su izquierda, seguia hacia el atrio dejando a su derecha la escalinata de subida a la iglesia, y luego se perdía por el camino de la derecha hacia la carretera que une Barrantes con Mosteiro;de allí era su novia y por eso hacía aquella ruta sin pensar que nada ni nadie pudiera cortar sus planes ni su juventud.

Pero aquella fatídica noche todo había acabado para él; su novia lo esperó hasta las once pero luego,en vista del gran temporal se autoconvenció de que ya no vendría y se acostó tranquila. No se despertó hasta que los gritos de su madre la llamaban para darle la mala nueva. Al principio no podía creerlo y estaba segura de que se equivocaban, se vistió deprisa y fué corriendo hasta la iglesia; la misa se había suspendido y la gente que iba llegando se santiguaba y se iba arrimando al corro para ver lo que pasaba, ella hizo lo mismo y vió sobre las piedras del suelo un bulto tapado con una manta; temblando preguntó -¿Que pasa? La gente reparó en ella y se fueron alejando para dejarle paso; el cura, que estaba al frente, la tomó del brazo y la apartó un poco para decirle al oído: Este hombre apareció muerto esta mañana en el cementerio, nadie sabe porqué y ya se está avisando al juez de Cambados para que venga a levantar el cadáver; de paso también mandé avisar a su familia y es seguro que el juez mande venir el forense para hacerle la autopsia, la gente dice que es tu novio...Lo siento.
-Quiero verlo, quiero identificarlo, ¡Por favor!
El cura se acercó al difunto,agarró una esquina de la manta y la levantó para que ella pudiera ver su cara. Ella le miró y quedó estupefacta, era él; pero costaba creerlo. Su boca estaba abierta como si gritara desesperado, sus ojos estaban tan abiertos que casi se le salían de las órbitas y su color lívido, cerúleo, era una estampa imposible de aceptar por una persona que tanto le había querido, y ella no lo resistió, se le heló su cuerpo y se quedó blanca como la nieve a la vez que se desmayaba y caía al suelo antes de que nadie puidiera echarle una mano,lo que le provocó un golpe tremendo en la nuca, por donde un rato mas tarde empezó a asomar un hilillo de sangre.
....------......